Pienso mientras sorbo
el último trago del café. Estoy cansado, llevo dos horas viendo las
exposiciones que los de quinto nivel han hecho sobre la escritura antigua.
-“¿Qué
más me da a mí cómo escribían a finales de siglo pasado?” -Me había espetado Andrés,
uno de los chicos del nivel 7, unos días antes- “Deberíamos centrarnos en ver
cómo mejorar nuestras técnicas en lugar de atascarnos en el pasado”.
En
un vano intento de hacerle apreciar el modo de vida de sus padres, le respondí
que, solo conociendo el pasado, podemos avanzar en el presente. Si bien los
bolígrafos inteligentes de ahora poco tienen que ver con los que utilizábamos
hace apenas diez años, nunca se habrían inventado si no fuese porque alguien
decidió estudiar el funcionamiento básico de la impresión...
Pero
esta respuesta no le valió al insolente de mi alumno: “Los profes de hoy en día
tenéis 40 años y parece que tengáis 140. ¡Antiguos!" - Respondió con agresividad.
¡¿Cómo
se atrevía?! ¿Eso es todo lo que ha aprendido de las sesiones de debate entre
escuelas de los sábados?
Irremediablemente,
su comentario me hizo caer en el típico comentario que siempre evito: -“No hace
tanto de eso, tú aún llevarías pañales cuando, con un portaminas o un bolígrafo
-que llamábamos bic- teníamos
suficiente para tomar apuntes durante meses. No necesitábamos estar recargando
los bolígrafos todos los días... No menosprecies lo que no conoces”.
-“Lo
menosprecio porque me obligáis a estudiarlo. No voy a usar un lápiz nunca,
¿quién lo haría hoy en día? Sí claro, y tener que escribir todas las letras...
¡Qué pérdida de tiempo! Con los instágrafos sólo tengo que escribir las
primeras letras y ya se imprime la palabra entera sobre el papel. Y a veces ni
eso: mi instágrafo marca Plantic es tan avanzado que recuerda mi manera de
escribir y ya incluso sugiere las siguientes palabras. Me permite escribir 10
páginas en cinco minutos.”
...
y esas fueron las conclusiones a las que llegué con mi proyecto. Muchas gracias
por su atención.
¿Proyecto? ¿Qué
proyecto? Madre mía, no he escuchado ni una palabra de la última exposición. Estaba
completamente absorto recordando la conversación con Andrés... Quizás tiene
razón y me estoy aferrando demasiado a lo tradicional... Decidido, ahora mismo
me compro un Plantic. Bueno, en cuanto acabe con las exposiciones; sólo me
quedan cinco... Otra vez.
“Control. Retroceder
holograma. Volver a reproducir la exposición de Clara González”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario